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hibiscus

Tu rostro

Tu rostro Camino exhausto, casi desvalido. Mis tobillos se derraman sobre una calle repleta de gentes y voces. Me repliego sobre mis costados para verte de la misma rara manera en que te vi cuando era muy joven, aún niño, cuando rocé tu mano en aquel fugaz encuentro escolar mientras tú revolvías mi encrespado cabello de alumno ejemplar. Te miro ahora, cuando el paso de los años me ha dado otras realidades, cuando hasta has perdido la credulidad de los dioses, entre los que has estado para muchos. Te miro a tantos kilómetros de distancia de nuestro primer y único físico encuentro. Recuerdo tu mano rápida de pocas asperezas, el botón metálicamente militar que arañó mi brazo, tu estrellada boina a medio caer, y me pregunto simplemente a dónde hemos ido a parar. Tú, convertido en la imagen heroica de una gran época. Yo, en un hombre que ahora intenta ser un sosegado hombre feliz, que deja sus pasos al doblar de las esquinas, que ama con la dulzura de quien se sabe querido. Tú, en la leyenda del hombre corruptamente bueno y capaz. Yo, en la lujuria apagada y el beso errante. Te miro, colgado entre carteles, y te recuerdo Che, comandante, amigo... Como en los tiempos de cultivar café en aquel Cordón de La Habana, embuidos en las canciones de moda y en el fervor revolucionario. Te miro en ojos ajenos, con una sonrisa que alimenta el pasado, que lo hace regresar por un momento. Encontrarte en estas desconocidas y lejanas calles me hace sentir como en casa, sentado ante las imágenes de guerra y desolación que aparecen y transcurren en la pantalla del televisor, mientras me dejo caer en el abrazo de alguien que como tú, ha convertido su vida en una forma para llegar.

1 comentario

Tata -

Bonito. Felicidades.